Monte Kõya, prefectura de Wakayama, Japón.
(Foto de 663highland, de Wikimedia Commons.)
El otoño tiene matices de tranquilidad y el calor comienza a abreviarse. Se percibe un aire distinto de romance, la pasión se transforma. Se siente más madurez en todo. Atrás queda la agitación veraniega.
El otoño huele libros y suena a jazz. Tiene apariencia de ladrillos, de bibliotecas donde besaremos libros con nuestros dedos y los desnudaremos con nuestros ojos, con la esperanza de que allí encontraremos a alguien que comparta ese sentimiento.
Del otoño también me apasiona la moda. Para esta época, las calles de Nueva York se llenan de piernas femeninas en medias negras. Los abrigos largos empiezan a hacer sus apariciones. Para mí, la ropa más bonita y elegante es la de otoño: los colores, las telas y las formas siempre me cautivan, pues son más elaborados.
Comparto con ustedes dos poemas del uruguayo Mario Benedetti, quién es mi dios en asuntos poéticos. ¡Feliz otoño a todos!
Otoño
Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
enfrentemos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha.
Soneto del otoño
En el año el otoño es un sosiego
y es la más suave de las estaciones
en ella se perdonan los perdones
y renace el anhelo solariego
el otoño no tiene sol de fuego
ni turbas ni dramáticas visiones
los dolores se van de vacaciones
y la brisa en las tardes es un juego
en el otoño pasa la jornada
lentamente / con calma / con olvido
y con la mente bien despabilada
digamos que en la paz está la clave
del ocio saludable y compartido
porque el otoño es eso / vida suave.
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