Thursday, August 22, 2013

Reseña: La jaula de las locas


Por primera vez en Puerto Rico sube a escena La jaula de las locas, una adaptación de La cage aux folles (1973), obra musical del dramaturgo francés Jean Poiret. Por espacio de casi tres horas, los espectadores fuimos transportados a un club nocturno en Saint-Tropez, del cual no queríamos salir.

Tan pronto me enteré hace unos meses de que Braulio Castillo, hijo, y Rafael José serían los protagonistas de La jaula de las locas, supe que asistiría sin falta. ¿Cómo me iba a perder a dos de nuestros íconos ochentosos dándole vida a unos personajes tan queridos y fabulosos? Crecí viéndolos en la televisión, pues de pequeña me encerraba con mi abuela en su cuarto -para evitar que me descubriera mi madre, pues era muy bebé para ver esa programación- a ver la telenovela Pacto de amor, protagonizada por Braulio junto a Millie Avilés y transmitida por Telemundo. A Rafael José lo veía sin falta en El cuartel de la risa, en el desaparecido SuperSiete (“¡Boca ‘e chopa!”). Ciertamente, mis expectativas eran altas, y me complace decir que fueron superadas. 

La obra trata sobre Georges y Albin, una pareja homosexual que trabaja en dicho club nocturno. Georges (Braulio Castillo, hijo) es el propietario del lugar, mientras que Albin (Rafael José) es artista del transformismo y deleita a todos al convertirse en Zazá. La vida de ambos se complica cuando Jean Michel, el hijo de Georges, anuncia su compromiso con su novia, Anne. Esta es hija de un político ultra-conservador, quien tiene posturas en contra de la comunidad gay y amenaza con cerrar los clubes nocturnos en donde ellos se reúnen. La inminente visita de Anne junto a sus padres provoca que Georges y Jean Michel planifiquen ocultar la extravagante personalidad de Albin, pues Georges y él criaron a Jean Michel.

A medida que transcurre la obra, vemos la lucha que hay entre Georges y su hijo para transformar a Albin y hacerlo pasar como el tío macharrán de la familia. A pesar de los esfuerzos de Albin por cambiar aunque sea por un día, se le hace imposible y lo que logra es aceptarse más a sí mismo y estar orgulloso de ser como es. Rafael José logra transmitirnos el dolor que siente Albin no sólo con su actuación, sino al cantar. Su interpretación nos recuerda su talento en la canción, el cual deberíamos tener la oportunidad de escuchar más.

La actuación de Braulio Castillo, hijo, fue sumamente deliciosa y hasta enternecedora. Logró proyectar el carisma que el personaje requiere. Sin embargo, hubo veces en que no se entendía muy bien lo que cantaba. Me encantó verlo en un papel como este, pues estoy acostumbrada a verlo mayormente en personajes dramáticos y no tanto en comedia.



Fue fascinante y refrescante ver a ambos actores en estos papeles, pues no habíamos tenido la oportunidad de verlos desprenderse de su masculinidad. Lo hicieron de manera respetuosa y sin caer en la burla. No le quitaron en ningún momento la humanidad a Georges y Albin/Zazá. De haberlo hecho, se hubiera desvirtuado el mensaje de aceptación que contiene la obra, el cual ha cobrado más fuerza en tiempos recientes.
           
Pero no todo se reduce al talento de los protagonistas, pues el resto del elenco hizo un trabajo extraordinario. Cabe destacar la participación de Bryan Villarini en el papel de Jacob, la “mucama” de la casa de Georges y Albin. Todas sus intervenciones fueron acertadas y llenas de chispa, incluyendo sus múltiples cambios de ropa “drag”. El actor también fungió como diseñador de maquillaje y peinados, los cuales fueron impecables y fabulosos. Otras participaciones que deben destacarse son las de las “cagelles", interpretadas por un grupo talentosísimo de hombres que supieron honrar ese título con sus voces y las coreografías, montadas por Carlitos Hernández.

La música en vivo fue otra protagonista. El excelente trabajo de Aidita Encarnación en la dirección musical quedó demostrado en la labor de los músicos y de los actores al cantar. El sonido estuvo limpio y las melodías fueron perfectamente ejecutadas.

La jaula de las locas nos deja con ganas de más por lo completa y magistral que estuvo. Esta servidora quería quedarse en la jaula para siempre, transformarse en una de las cagelles e intercambiar risas entre copas con Georges y Albin. O, al menos, seguir siendo una espectadora, pues el transformismo es un arte que siempre me ha fascinado admirar y estudiar. Mi deseo es que esta obra inspire a la creación en Puerto Rico de un club nocturno al estilo La cage aux folles, pues talento hay de sobra. Y bueno, si ya existe un lugar así, díganme dónde queda para perderme en él.


*La jaula de las locas continúa presentándose en el Centro de Bellas Artes de Santurce hasta el 1 de septiembre. Para más información, visita su página en Facebook: https://www.facebook.com/lajauladelaslocasmusical


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